Qué es zona de confort y recomendaciones para salir de ella.
La zona de confort está compuesta de aquello a lo que estamos acostumbrados, no porque sea cómodo, haciendo honor al nombre, sino porque es lo que conocemos.
¿Qué es la Zona de Confort?
La zona de confort, es un estado mental donde la persona utiliza conductas de evitación del miedo y la ansiedad en su vida diaria, utilizando un comportamiento rutinario para conseguir un rendimiento constante sin asumir ningún riesgo, es decir, con el “piloto automático”. En la zona de confort la persona opera en una condición de «ansiedad neutral» tratando de lograr un nivel constante de rendimiento sin exponerse a estímulos temidos ni presuntos peligros, manteniéndose en un estado de supuesta «seguridad» y «tranquilidad». En pocas palabras, la misma rutina de siempre.
Hacer dieta, hacer ejercicio, dejar una relación tóxica, comenzar un negocio: estas son algunas de las muchas cosas que muchas personas comúnmente queremos lograr, pero muchas veces no pasamos a la acción por miedo al fracaso y a todas las dificultades del camino.
Evitamos estas cosas porque de una forma u otra, todas implican diferentes tipos de dolor:
• Si quieres perder peso, debes afrontar el dolor de privarte de alimentos que te gustan.
• Si quieres dejar una relación, debes asumir el vacío que deja esta persona.
• Si deseas comenzar un nuevo negocio, debes afrontar la posibilidad de que no tenga éxito.
Esto no importaría demasiado si evitáramos estas cosas una o dos veces al año. Pero para la mayoría de nosotros, se convierte en una forma de vida.
Nos encerramos detrás de una barrera invisible y no nos aventuramos a salir porque más allá de ese muro hay dolor. Otras veces, lo que nos mantiene en la zona de confort es el miedo. Así pues, hacer siempre el mismo recorrido para ir de la casa al trabajo, ir a la oficina todos los días, juntarses con los amigos de siempre o tener siempre las mismas discusiones, sería a lo que denominamos: zona de confort.
La zona de confort puede estar hecha de mucho dolor, como quedarnos en una relación tóxica o aceptar que las demás personas nos ignoren y salir de ella supondría reducir el dolor, pero muchas veces no hay conciencia de estar viviendo en esta zona y salir de ella produce demasiado miedo e incomodidad.
Si yo llevo toda una vida acostumbrada a que las demás personas me traten mal, para mí es mi mundo, lo conocido.
Salir de ahí y empezar a permitirme que los demás me traten bien supone estar en un lugar muy extraño y muy incómodo al principio. En los casos más extremos, las personas realmente se esconden detrás de las paredes de su hogar, se aíslan.
Pero para la mayoría de nosotros, la zona de confort no es un espacio físico, es una forma de vida que evita cualquier evento que pueda ser doloroso o que nos dé miedo. Sin embargo, si eres de los que no se conforma, que quiere construir una mejor versión de sí mismo, elevar tus estándares y convertirte en un triunfador, debes aprender cómo salir de tu zona de confort.
Prueba este ejercicio para captar tu zona de confort:
Cierra los ojos y piensa en algo que evitas de manera crónica, ya sea conocer nuevas personas, fumar o beber menos o tener una conversación difícil con tu jefe o una amiga.
¿Cómo organizas tu vida para evitar hacerlo? Imagina que el patrón de evasión es en realidad un lugar donde te escondes.
Ésa es tu zona de confort.
Nos encerramos detrás de una barrera invisible y no nos aventuramos a salir porque más allá de ese muro hay dolor. Otras veces, lo que nos mantiene en la zona de confort es el miedo.
Tu lugar «seguro»
Lo más probable es que lo sientas como un lugar familiar y seguro, pero no tiene porqué ser seguro. Ciertamente, es más bien lo contrario, sobre todo, si has crecido en una familia disfuncional.
Este lugar que te parece seguro, lo parece porque es lo único conocido, pero si en él estás sufriendo maltrato o abuso, no es seguro.
Familiar lo es siempre, ya que eso es lo que nos lleva a convertirlo en la zona de confort. Lo primero que conocemos al llegar al mundo es nuestra familia de origen, con la que se dan una serie de interacciones y dinámicas que integramos y con las que nos repetimos de forma inconsciente «esto es mi vida».
Todo esto lo arrastramos hasta la edad adulta, repitiendo y buscando patrones con las personas y relaciones que se parecen mucho a las de nuestra infancia. Esto, a la larga, es lo que convertimos en nuestra zona de confort.
Sea lo que sea lo que nos ha ocurrido, lo normalizaremos y haremos de ello “el hogar”, “mi casa”. Cualquiera que sea tu zona de confort, estás pagando un precio enorme por ella ya que acabas estando cómodo con tu incomodidad.
La vida ofrece posibilidades increíbles, pero no puedes aprovecharlas sin afrontar el dolor y/o el miedo.
Hay muchos ejemplos de esto:
• Si eres tímida y evitas a las personas, pierdes la vitalidad que conlleva un sentido de comunidad.
• Si eres creativo pero no puedes tolerar las críticas, nunca llegarás a personas que puedan apreciar (y financiar) tu trabajo.
• Si eres una líder y no puedes establecer límites con las personas, nadie te seguirá.
• Si te dices “Esto es lo que me ha tocado vivir y ya está” te estás negando a ti mismo una infinidad de posibilidades que están a tu alcance.
Al permanecer en la zona de confort, estás renunciando a a una mayor calidad de vida, relaciones satisfactorias y a desarrollar todo tu potencial.
Señales de la Zona de Confort
Pero, ¿que señales hay para saber si estás en tu zona de confort? Aquí te dejamos algunas para que valores tu estado de confort y cambiar tu vida a mejor:
1. Sientes que has logrado todas tus metas
2. Quedarte en el lugar sobre el cual tienes el control
3. Consideras que nada puede mejorar
4. Sueñas mucho, haces poco
5. Te alejas de quien no comparte tu opinión
6. Te resignaste a no aprovechar tus talentos
7. No tienes nada nuevo para contar
8. Tu imagen futura es la misma a la del presente
9. No pones a prueba tus limitaciones
10. Crees que no eres capaz de lograrlo
11. Te justificas constantemente
12. Te quejas, y no haces nada por mejorarlo
Cómo salir de la Zona de Confort
Salir de la zona de confort representa realizar nuevas actividades, adoptar nuevos hábitos o perseguir nuevos retos. Las clave para salir de ella, está en primer lugar en darte cuenta de cuál es tu zona de confort y aceptar que realmente quieres salir de ella. Mis recomendaciones son:
1- Descubre tu potencial. Antes de tomar una decisión que implique salir de tu zona de confort, es necesario que hagas un análisis profundo sobre diferentes aspectos de tu vida. En ese sentido, responder a las siguientes preguntas puede ayudar a orientar mejor tus metas:
- ¿Estoy satisfecho con mi condición actual?
- ¿Cómo me posiciono en mi trabajo? ¿Y con mi familia?
- ¿A qué sueños renuncié a lo largo de mi vida? ¿Por qué lo hice?
- ¿Cuáles son mis pasatiempos?
- ¿Qué habilidades he desarrollado hasta ahora?
- ¿Qué obstaculiza mi desempeño?
La lista puede variar según el perfil de cada persona. Sin embargo, responder a estas preguntas con sinceridad es el primer paso para salir de tu zona de confort. Además, las respuestas que encuentres hoy serán diferentes de las que encontrarás en caso de que hagas este mismo análisis en el futuro. Esto sucede porque desarrollamos diferentes habilidades de acuerdo con los esfuerzos que realizamos en nuestras vidas. Por eso, debemos estar siempre preparados para constantes cambios.
2- Sé flexible. La flexibilidad es una característica esencial de una persona que se conoce a sí misma y está dispuesta a manejar situaciones inesperadas. Generalmente, no tenemos control sobre las personas que están a nuestro alrededor, ya que ellas son libres para actuar y pensar de la manera que quieran. Entonces, no seas tan radical. Intenta adaptarte a los escenarios que surjan y, más que eso, trata de aprender de las nuevas situaciones impuestas.
3- Identifica las áreas que quieres mejorar. Esto implica reflexionar sobre aquello que nos gustaría realmente realizar y analizar las barreras que encontramos y abordar la forma de superarlas. Una vez definido el deseo o deseos, es aconsejable desglosar este objetivo en diferentes pasos a seguir, ya que promueve la clarificación, la simplificación y la realizabilidad del mismo.
4- Haz una jerarquía de tus miedos e intenta superarlos. Otro de los ejercicios para salir de esta zona, consiste en elaborar una lista de acciones o actividades que nos causen desde miedo y/o ansiedad leve hasta altos niveles y ordenarlas de menor a mayor angustia. Una vez realizada, empezar la exposición por aquellas que menos atemoricen.
5- Practica actividades que desarrollen tu creatividad. Muchos se equivocan al creer que solo los publicistas, artistas y músicos necesitan ser creativos. Tú también necesitas creatividad para planificar un buen programa de actividades el fin de semana, por ejemplo. Y esto no es muy diferente de lo que significa salir de la zona de confort. Esta es una habilidad que requiere entrenamiento constante. Por eso, realiza actividades artísticas, juega con sobrinos e hijos y arriésgate más. Además, cuestiona más tu rutina y las actividades que desempeñas diariamente. ¿Existe una forma más creativa de hacer una presentación en el trabajo? ¡La única manera de que lo sepas es que te lo preguntes, por supuesto!
6- Prueba algo nuevo todos los días. La novedad puede encontrarse de manera sencilla, simplemente probando con nuevos estilos de comida, de música, de género de libros, de películas, etc. Puede ser de utilidad prestar atención y pensar en aquello nuevo que nos ha aportado estos estímulos desconocidos.
8- Crea objetivos y metas nuevas. Para hacer cosas nuevas a las que no se está acostumbrado, nada como exponerse a ambientes nuevos. Físicamente novedosos, literalmente. La clave está en proponerte el objetivo de exponerte a situaciones novedosas haciendo que los espacios en los que te encuentras sean otros. Anímate a cambiar tu manera de vestir o la decoración de tu casa, muévete por entornos distintos y, por supuesto, viaja todo lo que puedas o incluso vete a vivir a otro lugar, aunque sea durante un tiempo. Esto conseguirá en ti un efecto similar al del consejo anterior, sólo que en este caso, en vez de variar las situaciones cuyo significado no asociarías con tu persona, harás lo mismo con espacios físicos.
9- Distánciate de las redes sociales. Las redes sociales ya forman parte de nuestra vida, y en la mayoría de ocasiones no nos damos cuenta del tiempo que le dedicamos al día. Sería bueno dedicar menos tiempo a las redes y usar este tiempo para interactuar con personas diferentes, hacer servicios comunitarios, practicar deportes o aprender a cocinar, por ejemplo. Las tecnologías son esenciales para la evolución de nuestra sociedad, pero ellas deben ser utilizadas con sabiduría, mejorando las interacciones entre las personas y no alejándolas. Si estableces un horario reducido para actualizar tus perfiles en las redes sociales, verás que sobrará mucho más tiempo para invertir en tu carrera y realizar proyectos personales.
10- Crea una buena red de contactos. Exponerse a personas nuevas constituye un reto en sí mismo en muchas ocasiones, por ello, es un buen ejercicio para salir de la zona de confort. Además, la diversidad de gente aporta diferentes puntos de vista, conocimientos e ideas y planes que tal vez no te habrías llegado a plantear hasta mantener contacto con esa persona.
11- Realiza actividades individuales. Hacer un viaje sólo, hacer ejercicio o simplemente tener un rato libre para tí, sin nadie más, te permitirá crecer como persona y tener tiempo para pensar en cómo salir de tu rutina y aumentará tu fortaleza y autoestima.
12- Conoce tus límites. Si te preguntas cómo salir de la zona de confort, es importante que la salida de la zona de confort no se convierta en una obsesión y un exceso de presión. Cada persona es diferente y presenta ritmos que difieren entre sí, por lo que hay personas que podrían salir de este área mediante un gran cambio repentino y otras que necesitarán realizar pequeños pasos o cambios. Por ello, es necesario el autoconocimiento y análisis de nuestros rasgos de personalidad y miedos, ya que es vital encontrar el equilibrio entre la ansiedad y aquello positivo que se deriva de esta salida del área en la que hallamos comodidad.
13. No caigas en el catastrofismo. A la hora del planteamiento y planificación sobre la salida de la zona de confort, ayuda saber que estar fuera de ella no implica no volver jamás a esta. La zona de confort es un espacio al que siempre se puede volver si se desea, ya que la zona de aprendizaje no comporta la pérdida absoluta de control; la responsabilidad y el poder de decisión sigue perteneciendo a la persona.
14- Mantén una actitud positiva. La manera que tengas de enfrentarte a tu nueva vida será determinante para conseguir lo que quieres. No plantees esto como una fuente de ansiedad, sino como una forma de crecimiento personal. Es normal que te dé vértigo, que le des vueltas a la cabeza pero piensa positivamente y no te dejes vencer. Para conseguir lo que deseas debes pensar en positivo, ser fuerte y mantener tu determinación y firmeza pase lo que pase.
15- Acude a un profesional. La parálisis y los bloqueos en cuanto a salir de la zona de confort son frecuentes. Por ello, puede ser de ayuda recurrir a una persona profesional que trabaje el autoconocimiento, la confianza, la motivación y que ayude a diseñar conjuntamente un plan de acción y realice el seguimiento de este. Además, la búsqueda de ayuda ya constituye en sí misma un gran paso hacia la zona de aprendizaje.
Beneficios
Esto, aunque es sencillo de entender, no es tan fácil de llevar a la acción, a la práctica. La razón es que la información funciona en el nivel del pensamiento racional.
Pero la parte de nosotros que evita el dolor y/o el miedo es completamente irracional, está en el subconsciente y esto quiere decir que el programa que tenemos corriendo por el fondo de nuestro cerebro se va a “oponer” a que salgamos de esa zona, que la ha creado para algo, para que todas las vivencias que hemos tenido tengan coherencia en la visión que nos hemos creado del mundo.
Pero si decides esforzarte, salir de tu zona de confort hacia la zona de aprendizaje te va a reportar beneficios como por ejemplo:
- Te prepara para los tiempos difíciles. Por muy seguros que nos sintamos en nuestra zona de confort, ese espacio no nos protegerá de los problemas, los cuales suelen aparecer en la vida de manera inesperada generando una gran incertidumbre. Si no estamos acostumbrados a los cambios, esos problemas pueden desestabilizarnos e incluso generar trastornos psicológicos. Aprender a vivir fuera de la zona de confort, lidiando con la novedad, los imprevistos y la incertidumbre nos convertirá en personas más fuertes emocionalmente que podrán manejar mejor la adversidad cuando esta se presente.
- Serás más productivo. La comodidad mata la productividad porque sin esa pequeña dosis de ansiedad que acompaña los plazos y las expectativas tenemos la tendencia a hacer el mínimo necesario para conseguir resultados mediocres. En resumen, la zona de confort nos aboca a la mediocridad, a contentarnos. Otra posibilidad es que caigamos en la «trampa del trabajo», fingir que estamos «demasiado ocupados» como una excusa para permanecer dentro de nuestra zona de confort y evitar cosas nuevas. Ir un poco más allá de nuestros límites puede hacer que recuperemos el empuje necesario y mejoremos nuestra productividad de mil maneras posibles, incluso recurriendo a la creatividad.
- Aumenta la capacidad de afrontar diferentes problemática. Una vez que ponemos un pie fuera de nuestra zona de confort, esta se amplía, lo cual significa que nos convertirnos en personas más abiertas al cambio. Adoptar esta actitud nos permite ser capaces de lidiar con la “ansiedad óptima” sin que esta nos moleste, al contrario, aprendemos a usarla a nuestro favor, aprovechando la energía que nos reporta.
- Aumentará tu creatividad. La zona de confort representa todo aquello que conocemos y sabemos. Fuera se encuentra otro mundo por descubrir. En la zona de confort no aparecen grandes ideas ni realizamos grandes descubrimientos, es necesario salir de lo conocido para encontrar la inspiración que aguijonee la creatividad. Solo entonces seremos capaces de generar nuevas ideas, ver viejos problemas bajo una perspectiva diferente y establecer conexiones originales. De hecho, un estudio realizado en la Universidad de Florida comprobó que los estudiantes que pasaban tan solo un semestre fuera de su país obtenían mejores puntuaciones en los test de creatividad que aquellos que se habían quedado estudiando en la misma universidad.
- Ganarás autoconfianza. Salir de la zona de confort da un poco de miedo, pero cuando lo hacemos y conseguimos nuestros objetivos experimentamos una increíble sensación de empoderamiento. En práctica, cuando somos capaces de lidiar con situaciones que nos atemorizan un poco, comprendemos que somos mucho más fuertes de lo que pensamos, lo cual refuerza nuestro autoconcepto. Además, a medida que superamos los obstáculos vamos ganando habilidades que pasan a formar parte de nuestra mochila de herramientas para la vida.
- Proporciona nuevas perspectivas y experiencias. Al salir de la zona de confort conocemos a nuevas personas y vivimos nuevas experiencias. Algunas de esas experiencias no serán positivas pero otras se convertirán en un motor impulsor que nos dé nuevas energías. Pronto descubriremos que esa sensación de vacío desaparece, simplemente porque aprendemos a disfrutar más de la vida.
- Vejez más saludable. Un estudio realizado en la Universidad de Texas reveló que salir de la zona de confort nos ayuda a conservar las capacidades cognitivas a medida que envejecemos. Mantener la mente activa y plantearse nuevos retos es fundamental ya que representan una importante fuente de estimulación tanto a nivel mental como social. Por consiguiente, mantenerse dentro de la zona de confort significa estar fuera de la zona de mejora.