Dificultades Emocionales

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso o recuerdo importante. Ya sea por exceso o por defecto todos convivimos con ellas.

Es ahí, donde pueden surgir diferentes dificultades emocionales. Poder identificar y poner nombre a estos problemas emocionales es un primer paso vital para luego tomar consciencia, empezar a aceptarlas y finalmente reaprender a gestionar nuestras emociones.

Es posible que te sientas identificado con alguno de los siguientes problemas emocionales que vamos a listar a continuación. Si es así, tranquil@, la buena noticia es que la inteligencia emocional, es una habilidad que se puede aprender y siempre estás a tiempo.

1. La Represión.

La represión es uno de los conceptos centrales del psicoanálisis y se refiere al proceso por el que un impulso o idea considerado inaceptable por la sociedad o el individuo se intenta aplastar hacia el fondo de la mente, pero aunque no nos damos cuenta, se mantiene en el inconsciente.

La represión designa el mecanismo o proceso psíquico del cual se sirve una persona para rechazar representaciones, ideas, pensamientos, recuerdos o deseos y mantenerlos en el inconsciente. De acuerdo con la teoría de Sigmund Freud, los contenidos rechazados, lejos de ser destruidos u olvidados definitivamente por la represión, al hallarse ligados a la pulsión mantienen su efectividad psíquica desde el inconsciente. Lo reprimido constituye para Freud el componente central del inconsciente. Como decía Freud: «Lo reprimido se sintomatiza».

El concepto de represión, si bien no fue definido originalmente por Freud (en el siglo XIX ya había sido utilizado por Friedrich herbart así como también por Theodor Meynert) es Freud quien logra describirlo como mecanismo esencial de la escisión originaria entre los sistemas consciente e inconsciente en el aparato psíquico. El concepto ha sido adoptado por distintas escuelas y orientaciones del psicoanálisis con diversos matices, así como también por otras teorías psicológicas, las que utilizan el término con una definición a veces muy diversa.

Para Freud la represión opera porque la satisfacción directa de la moción pulsional, que en realidad está destinada a causar placer, podría causar displacer por entrar en disonancia con las exigencias provenientes de otras estructuras psíquicas o que llegan directo desde el exterior.

La Represión por tanto, hace referencia a aquellas situaciones en que tenemos consciencia de nuestras emociones, pero no sabemos, o no queremos expresarlas (todas o alguna de ellas) debido a lo que nos han enseñado culturalmente, a nivel familiar o a través de nuestro propio aprendizaje.

Por ejemplo, la idea de que «llorar es de débiles» está muy establecida en algunas culturas, especialmente para hombres en la Occidental. Entonces podemos tener ganas de llorar, pero no nos lo permitimos porque sabemos que va a causar rechazo en nuestra sociedad, reprimiéndolo.

Esto hace que la energía emocional se bloquee y podamos llegar a reprimir nuestras emociones.

Nos contenemos, y muchas veces no sabemos por qué. Esto puede suceder con todas las emociones o con algunas, por ejemplo el enfado.

2. La Negación.

La negación de la experiencia emocional se da cuando nos oponemos a nuestras emociones e intentamos eliminarlas de nuestro sentir: lo que me duele o me molesta no existe.

En el tema de las adicciones es la más evidente y lesiva. La usa el adicto al alcohol cuando dice que lo tiene controlado. También el heroinómano ocasional que se dice aquello de que una dosis de vez en cuando y en momentos de ocio no hace daño.

Asimismo, la negación es muy común en esas relaciones de pareja dependientes y dañinas. Es esa mujer o ese hombre que niega la evidencia, que no quiere ver el maltrato o la manipulación emocional, porque para ellos el amor es eso.

Son como vemos, realidades tan complejas como lesivas en las que cae de manera frecuente buena parte de la población. Los mecanismos de defensa que nos dejó la teoría psicodinámica siguen muy vigentes.

La negación, produce que la emoción aún cobra más protagonismo en nuestro cuerpo. Como no puede salir por el canal adecuado lo que va a hacer es buscar otro camino. Es entonces cuando la energía emocional se desvía hacia otros canales que le permitan salir.

Un ejemplo de ello es cuando somatizamos las emociones en nuestro cuerpo a través de tensión muscular entre otras manifestaciones.

3. Desequilibrio.

La inestabilidad emocional, también conocida como desequilibrio emocional, es una alteración de la afectividad. La persona presenta una gran variación en sus estados emocionales, su vida está permeada por altibajos del estado de ánimo que no tienen un motivo aparente o que no corresponden por su intensidad con las causas que lo originaron.

La persona inestable emocionalmente vive permanentemente en una montaña rusa de emociones, pues es incapaz de conservar los afectos durante cierto tiempo. De hecho, a lo largo de un mismo día puede pasar de la euforia a la tristeza absoluta.

No obstante, para comprender la inestabilidad emocional es necesario entender la diferencia entre las emociones y el estado de ánimo. Las emociones son más intensas y variables, casi siempre surgen como una respuesta inmediata ante determinadas situaciones del medio. Al contrario, el estado de ánimo es más estable a lo largo del tiempo.

Existen emociones, como la sorpresa, que duran muy poco, apenas unos segundos o minutos, otras pueden extenderse un poco más, como el miedo o la alegría. Sin embargo, el estado de ánimo suele durar días o incluso semanas, pues es un sentimiento de fondo que persiste a lo largo del tiempo, ya que está determinado por múltiples factores, desde las características del sistema nervioso hasta las vivencias, el estilo de vida y el biorritmo.

Sin embargo, en la persona emocionalmente inestable, el estado de ánimo varía con frecuencia. Aunque se debe aclarar que la inestabilidad emocional es una característica de personalidad, no se considera un trastorno propiamente dicho. Aún así, en determinados casos puede convertirse en el síntoma de un problema, como en el trastorno límite de la personalidad, la ciclotimia o el trastorno bipolar.

El desequilibrio emocional se da por tanto, cuando las emociones nos desbordan y se apoderan de nosotros. Ellas nos controlan en vez de nosotros poder gestionarlas a ellas. Muchas personas presentan miedos muy intensos o fobias que tienen que ver con un descontrol emocional del miedo. Pero en realidad, todas las emociones se pueden descontrolar.

La tristeza, el enfado e incluso la alegría. Por ejemplo, conductas desproporcionadas de agresividad, una euforia desmesurada, o un miedo que nos paraliza entre otras cosas.

4. La desconexión emocional.

El síndrome de desconexión emocional está relacionado con la dificultad para identificar y experimentar las diversas emociones. Lo más habitual es que nazca de experiencias difíciles o traumáticas que no se han elaborado de manera deacuada. Ocurre cuando podemos notar que algo nos está pasando, pero enseguida nos desconectamos, sin ser conscientes de ello. El ciclo emocional se interrumpe. Pronto esto se extiende hacia otras emociones y se genera una situación en la cual parece como si no sintiera nada. Obviamente, en estos casos es imposible establecer un vínculo de empatía con los demás porque, para hacerlo, es necesario sentir.

Muchos creen que las emociones forman parte de una zona primitiva del ser y que son un equívoco en sí mismas.

Para que se conviertan en un “producto” aceptable, piensan ellos, deben ser tamizadas a través del filtro de la razón. Es así como se llega al síndrome de desconexión emocional.

Casi todas las personas pasan por algún momento en que necesitan reducir lo que sienten, porque la intensidad de ello es inabordable o porque hay agotamiento emocional. Esto es completamente normal.

Solo se habla de síndrome de desconexión emocional cuando esos estados se vuelven más o menos permanentes durante un largo periodo de tiempo.

En la desconexión puede haber represión emocional, negación o desconocimiento de nuestras emociones. Y a la vez, también puede haber bloqueo o enganche emocional.

5. Emociones contradictorias.


Como seres humanos nos movemos entre polaridades o extremos. Nos cuesta gestionarnos en puntos medios. Esta circunstancia también se da con nuestras emociones. Podemos «‘Llorar de alegría», que aunque es un hecho aparentemente contradictorio, se trata de una reacción sentimental negativa en respuesta a una experiencia positiva. Nos ocurre a menudo, al conseguir un trabajo, al ganar un concurso, o en acontecimientos importantes, como una boda o el nacimiento de un hijo. Llorar no siempre implica una connotación negativa, hay lágrimas de frustración, de nostalgia, de ira, de miedo pero también está el llanto de alegría, de euforia, de profunda felicidad. ¿Cuál es el mecanismo que se activa con esta última emoción?

Lloramos de alegría para restaurar el equilibrio emocional, las sensaciones positivas que siente, por ejemplo, el ganador de una competición son tan fuertes, y se siente tan desbordado, que el organismo no puede soportarlo en el tiempo y necesita ‘descargarse’ a través del llanto para volver a un estado de tranquilidad y estabilidad emocional más normalizado, así como ser capaces de controlar mejor la situación.

Otras veces, tenemos saboteadores internos que nos dicen que no tendríamos que sentir esto u lo otro. Es entonces, cuando entramos en lucha con nuestras emociones y no nos permitimos sentir: enfado y calma, tristeza y alegría, entre otras. Cuando en realidad, podemos sentir más de una emoción a la vez sin que esto sea un conflicto mientras las acojamos.

6. Adicción.

¿Qué es una adicción? Es algo que no podemos dejar o parar de hacer. Cuántas veces en nuestras vidas decimos: no vuelvo a hacer esto jamás. No vuelvo a gritarle ni pegarle a mi hijo, no vuelvo a comer desordenadamente, no vuelvo a beber alcohol de esta manera, no vuelvo a sufrir por un amor, no vuelvo a fumar, no vuelvo…… para encontrar que repetimos esta conducta incorrecta una y otra vez.

¿Qué nos hace estar atados a este ciclo de dolor y sufrimiento? La mente adicta. Además de volvernos adictos a una sustancia química, también nos volvemos adictos a los químicos que segrega nuestro cuerpo cuando siente una emoción.

Las neuronas tienen pequeñas ramas que se extienden  y conectan con otras neuronas para formar lo que se conoce como una red neuronal. En cada lugar donde se conectan se incuba un pensamiento o un recuerdo. Fisiológicamente las células nerviosas se extienden y conectan entre si y si algo se practica a diario y por tiempos prolongados las células nerviosas establecen una relación a largo plazo. Si te enfadas a diario, si te frustras, si sufres a diario, vas creando esa relación con otras células nerviosas que forman una identidad y se va formando el hábito o la adicción.

Las drogas y nuestros químicos emocionales usan los mismos receptores en las células. De esta manera vemos que si podemos ser adictos a la heroína es fácil ser adictos a cualquier emoción.

Nos puede costar soltar personas, cosas y también emociones asociadas a experiencias o personas. A veces, nos quedamos enganchados en emociones que se repiten en nuestro presente. Es como si nos costara soltar esas emociones que llevamos tanto tiempo sintiendo.

Estos problemas emocionales pueden ser debidos a que tenemos emociones del pasado que no hemos superado. Traumas que se perpetúan en el presente porque no los hemos procesado correctamente.

7. Hedonismo emocional.

El placer puede ser definido como una sensación o sentimiento positivo, agradable o eufórico, que en su forma natural se manifiesta cuando un individuo consciente satisface plenamente alguna necesidad: bebida, en el caso de la sed; comida, en el caso del hambre; descanso, para la fatiga; compañía para la soledad; sexo para la líbido, diversión para el aburrimiento; conocimientos o cultura para la ignorancia, curiosidad y la necesidad de desarrollar las capacidades.

La naturaleza suele asociar la sensación de placer con algún beneficio para la especia y la Filosofía lo clasifica entre los tipos posibles de felicidad. Se suele considerar a corto plazo como un gusto momentáneo, y a largo plazo como bienestar.

Hay personas que van a buscar constantemente emociones que les produzcan placer. Esto va a ocasionar que no puedan tolerar la frustración u otras emociones desagradables.

Estos problemas emocionales pueden ser conscientes, inconscientes o semiconscientes y pueden tener que ver con heridas emocionales infantiles y con los diferentes tipos de apego y nos pueden ocasionar diferentes malestares psicológicos.

Para poder abordarlas es necesario una buena regulación emocional y es importante que entrenes tu inteligencia emocional.

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